Uno de los rincones para «perderse» en Mijares es, sin duda, el Charco Lucero. Aprovechando la tranquilidad de los últimos días de primavera, me he acercado a este espacio natural que en unos meses se llenará de toallas y niños.
Parecía extraño que la única compañía esta tarde fuera el sonido del agua al bajar por la garganta, si cierras los ojos parece como si escucharas las voces de la gente que llena el charco cada tarde.
Allí aprendí a nadar, recuerdo ese día como si fuera hoy, pasando horas y horas en el agua, tirándonos desde la lancha. El Charco Lucero siempre ha sido un lugar con encanto y poco a poco se ha convertido en el pequeño rincón de una generación que ya roza los 40.
Este charco significa una de las zonas del pueblo a las que se le ha sabido sacar partido. Si bien el acceso nunca ha sido su fuerte, las obras de mejora en el camino y el vallado con rollos de madera, ha logrado crear en este espacio una buena combinación entre seguridad y poco impacto visual. Visitar el Lucero es un privilegio y uno de los lugares a enseñar a cualquier visita que llegue hasta Mijares.
Un espacio de tranquilidad y sosiego hasta que llegue el bullicio y la alegría de los niños que visitan el pueblo en verano y suben al charco a bañarse, un lugar donde disfrutar de un buen chapuzón y un sitio que merece la pena conocer y disfrutar.
TERRITORIO MIJARES 