Barcelona más taurina que nunca

No se podría imaginar mejor colofón a una temporada llena de trampas y canalladas contra la tauromaquia.

El mejor Morante, ponía a sus pies a una entregadísima y taurina Barcelona, que enloqueció cuando el diestro abrió la puerta grande. Entre gritos y proclamas al torero, decenas de aficionados pasearon a hombros a Morante los más de cuatro kilómetros que separaban el hotel de la Monumental. Cortando la arteria principal de la ciudad y demostrando que la fábula catalanista no es la que se vive a pie de calle.

Arte y finura, de la mano de Morante, para reivindicar la Fiesta en una ciudad históricamente taurina.

Por si no fuera poco, en el último festejo, Serafín Marín, indultaba un astado, siendo también paseado a hombros por los aficionados.

Reivindicación en la, posiblemente, ciudad más polémica en torno al Decreto que prohíbe los toros en Cataluña. Celebración popular que añade cada vez más motivos para derrocar la farsa anti taurina.


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